7.9.06

ACTO DE HOMENAJE AL PROGRAMA NACIONAL DE ALFABETIZACIÓN

Queridos amigos; queridos chicos; docentes; Estela: para mí es un tremendo placer volver a participar en un acto de tanta importancia. Así como en el día de ayer, terminábamos, le poníamos fin, un punto de inflexión a condenar a nuestros chicos que por ahí, por falta de recursos económicos o abandonados por las familias o por distintas circunstancias, caían en patronatos tormentosos, al transferir a la ciudad a los chicos para su educación, su formación y para que tengan las mismas oportunidades de todos los chicos que tienen posibilidades normales y que no sufren los avatares de una sociedad que parte de tanta injusticia, como la nuestra.

Porque la palabra democracia, y la palabra seguridad que tantos menean unos y hablan tantos no se construye ni con un palo en la mano, ni se construye con actitudes o supuestos esquemas determinados. Obviamente que hay cosas que la pueden llegar a complementar como la eficiencia, el funcionamiento y demás del Estado, que es fundamental y central en el área que corresponden. Pero en una sociedad que margina a sus hijos, que da la educación selectiva, que hay algunos sectores que tienen todo y otros que no tienen nada, a una sociedad – como la nuestra – que le tocó vivir su explosión en el 2001, donde casi todos perdieron todo, porque algunos se olvidaron que tenían algo de los que no tenían nada. Esto nos tiene que hacer reflexionar seriamente.

Por eso día tras día digo que todavía estamos en el infierno, que estamos mejorando, que hay que luchar contra la injusticia, pero para que haya democracia cada vez más plena, para que haya posibilidades igualitarias es necesario, también, abrir las compuertas para todos, que todos tengan los mismos derechos, que empecemos a hacer una sociedad – como escuchaba a alguien esta mañana decir en un acto – donde un comedor se transforme en una biblioteca, una sociedad donde cada argentino va alcanzando su vivienda, su casa propia; una sociedad donde a la noche el viejo, la vieja y los chicos se entran a contar entre sí, el padre y la madre el trabajo, el esfuerzo, lo que han hecho cotidianamente para mantener su hogar y los chicos cómo les fue en la escuela, cómo se portaron, las notas que sacaron, si les fue mejor o peor; que se vuelva a reconstruir esa mesa que fue cortada por esta crisis profunda, donde derivó, impulsó y empujó a los niños a los comedores a separarlos de los padres. Yo sueño con que volvamos a reconstruir esa mesa única, donde se come en la casa, donde se ríe en la casa, donde se habla en la casa, donde se llora en la casa, es lo que tenemos que hacer entre todos. (Aplausos)

Es muy fácil levantar, a veces, voces fiscales, colocarse en una punta de la sociedad, y lo único que les interesa es llegar a ser por ser, ver qué parte del poder tienen para ver cómo lo instrumentan y lo utilizan. Cuando ven que desde una determinada acción de gobierno se intenta llevar adelante una política plural, una política abierta, una política no sectaria, una política que no esté determinada por ejes circunstanciales que puede tener la vida democrática y política de un país, sino que sea abierta a todos los ciudadanos, pero con la misma posibilidad de derechos y obligaciones, algunos sectores se ponen nerviosos, se ponen nerviosos cuando se lucha contra a impunidad, se ponen nerviosos cuando se busca la justicia, se ponen nerviosos cuando se empieza a conseguir trabajo, se ponen nerviosos cuando se abren las escuelas, se ponen nerviosos cuando las universidades empiezan a abrirse a todos los argentinos, porque pareciera ser que algunas cosas debieran ser selectivas en este país.

Por eso les repito, y se los digo desde mi corazón sureño, con todas mis fuerzas, lo que a mí me interesa es esto que estamos haciendo, cómo estamos empezando a reconstruir esta comunicación espiritual y esta posibilidad de construir una Argentina diferente, cada argentino que va consiguiendo trabajo es una carga menos de conciencia que tengo, cuando vemos que avanzamos sobre la indigencia, sobre la pobreza y la desocupación, cuando empezamos a ver que las posibilidades de a poco comienzan a darse a todos los argentinos.

Es verdad que esto, a veces, molesta, pero se tendrán que acostumbrar, y deben hacerlo, deber ser buenos argentinos y buenos hermanos, y hay que ser absolutamente solidarios para construir Argentina entre todos, con todos, que todos tengamos las mismas igualdades y posibilidades.

Por eso estoy hoy acá, porque sé que cada ser humano que no tiene la posibilidad de alfabetizarse, de estudiar. Decía recién mi querida amiga y compañera que es difícil primer año, a todos nos fue difícil: primer año, segundo año, bochazos, aplazos, es natural, eso les pasa a todos, a los que tuvieron la posibilidad de hacerlo en tiempo normal y a los que lo están haciendo ahora con mucho esfuerzo, sacando tiempo a su familia, a su propio trabajo, que no tuvieron la posibilidad de hacerlo en el momento que debieron.

Que bueno es que se puedan estar formando, que se pueda terminar con este mal endémico, lo tenemos que hacer por la Argentina y tenemos que ayudar a hacerlo en toda América Latina, porquen la forma de que este país vaya adquiriendo fuerza, que vaya adquiriendo respeto en el mundo no tengan ninguna duda que va a ser porque vaya calificando su educación. Por eso le digo todos los días al ministro Filmus “adelante con las transformación educativa, adelante con la Ley de Educación, adelante con hacer más escuelas, adelante con abrir las posibilidades a todos los sectores a la educación y a la cultura, es un tema central y fundamental; adelante con la diversidad, adelante con la pluralidad, adelante con una Argentina donde todos tengamos igualdades, pero no igualdades que se puedan enmarcar porque uno vive en el centro del país y otro vive en la punta de la Argentina, o porque uno nació en un hogar y tiene una buena situación económica y otro no. Que la igualdad esté dada en la posibilidad que por el sólo hecho de haber nacido en esta tierra o de haber venido a vivir a esta tierra, tiene la igualdad de posibilidad de posibilidades de todos los hermanos que viven en ella. A esa sociedad aspiramos, para esa sociedad vamos a trabajar”.

Les dejo mi corazón, mi compromiso permanente, tienen en este Presidente, en este tiempo de la historia un amigo permanente, un compañero de ustedes permanente, dispuesto a trabajar con ustedes, a creer en el amor, a creer en la bandera, a creer en la Patria, a creer en nosotros mismos, a recuperar la autoestima, somos buenos los argentinos, que no vengan con ese discurso de que nosotros no podemos, claro que podemos, vamos a poder hacer la Patria que nos merecemos. Gracias.