12.9.06

ACTO DE DECLARACIÓN CONJUNTA DEL LLAMADO A LICITACIÓN INTERNACIONAL DE LAS OBRAS DE REHABILITACIÓN DEL FERROCARRIL TRASANDINO CENTRAL

Excelentísima señora Presidenta de la República de Chile; distinguida comitiva que la acompaña; señor Gobernador de la provincia de Mendoza, querido amigo Julio Cobos; legisladores nacionales; senadores; diputados; gabinetes de ambos países; queridos amigos Intendentes; empresarios; señoras, señores; pueblo de Mendoza; pueblo de Argentina y de Chile: es nuevamente un honor recibir a la estimada Presidenta de la República de Chile en nuestro país para dar un paso más en esta desafiante tarea, que Argentina y Chile han emprendido de estar cada día más unidos entre si y más conectados al mundo.

El motivo de nuestra presencia en esta cordillera, símbolo de integración de nuestros territorios y encuentro de nuestros pueblos, es anunciar el llamado a licitación internacional para la rehabilitación del Ferrocarril Trasandino Central, una responsabilidad que asumimos conjuntamente en su visita, el día 21 de marzo pasado, y que hoy estamos colocando en marcha.

Es verdad, estamos reconstruyendo, rescatando este proyecto, verdadero desafío de la ingeniería. Fue soñado y concretado para el centenario de nuestras independencias; operó desde el 5 de abril de 1910, hasta que fue desactivado y dejó de funcionar, para pasajeros, en 1979, y para cargas en 1984.

Si Dios quiere, cuando chilenos y argentinos nos encontremos para realizar las celebraciones conjuntas, del Bicentenario, habremos hecho realidad el sueño de ver cruzar por esta majestuosa Cordillera de los Andes el Tren Trasandino. Pero el hecho de que debamos reconstruir obras y proyectos que estuvieron en funcionamiento nos debe permitir reflexionar y sacar enseñanzas.

Integrarse no es fácil, tiene sus idas y sus vueltas. Como se trata de compatibilizar intereses, es necesario discutir y acordar. A veces se disiente. Se trata de llevar adelante políticas conjuntas, que favorezcan el desarrollo estratégico de ambas naciones. Y eso no es fácil.

La integración, entonces, debe ser ejecutada en acciones concretas, antes que vaciamente declamada. Debe ser equilibrada, debe ser analizada como proceso, sin que las dificultades la interrumpan o hagan caer en el pesimismo.

Esta obra requerirá la reconstrucción completa de los 71 kilómetros, del lado chileno, y la reparación de los 154 kilómetros, del lado argentino, con sus túneles y obras. Estimamos que se invertirán 72 millones de dólares, para los arreglos del lado chileno, y 100 millones para el rescate del lado argentino. Una vez terminada, esta obra significará un importante avance en la integración física de la provincia de Mendoza, en nuestro país, con la quinta región en Chile, pero también contribuirá, decididamente, a mejorar la conectividad sudamericana favoreciendo una mejor inserción en nuestras economías en las rutas del Atlántico y del Pacífico.

Muchos serán los beneficios que brindará la reanulación del Ferrocarril Trasandino Central, al permitir descongestionar el tráfico terrestre que, en la actualidad, utiliza el Paso Cristo Redentor ofreciendo una nueva alternativa al transporte, lo cual permitirá incrementar el volumen de cargas contribuyendo al desarrollo socioeconómico de la región y proyectando este progreso en el resto de Sudamérica.

El trabajo para construir con hechos un proceso de concordancia creciente nos irá ayudando a superar la cultura aislacionista y de desconfianza, que algunos nostálgicos expresan en cada uno de nuestros países.

Si estamos reconstruyendo es porque mucho antes que nosotros algunos descuidaron, dejaron caer o destruyeron. Esperemos que esta vez, luego de nosotros, vengan otros a modernizar lo que haremos y no a destruir. Esto será importante, esto será un punto de inflexión, será un fin de época.


A través de esto y otros proyectos de infraestructura fronteriza, que hemos emprendido y que seguiremos emprendiendo, damos fe - argentinos y chilenos - de vencer los obstáculos que nos impone la geografía para fortalecer la integración. El hecho particular, que nos convoca hoy, nos brinda la oportunidad de renovar nuestro compromiso con este proceso de integración, que desde que nuestros países retomaron el camino de la democracia, se amplía y fortalece cotidianamente y no puede ser detenido porque, ante todo, se encuentra profundamente arraigado en las conciencias de nuestras sociedades y de nuestros Gobiernos.

Vaya para todos los ciudadanos de ambos países, que trabajan día a día para fortalecer la relación bilateral, mi más sincero reconocimiento y la seguridad de que, antes como Gobernador de Santa Cruz y hoy como Presidente de los argentinos, creo y participo de este esfuerzo.

Es mucho lo que hemos avanzado, pero aún nos resta un largo trayecto por recorrer para aproximarnos al sueño de San Martín y O’Higgings. En este camino encontraremos, sin dudas, obstáculos que superaremos en el marco de las coincidencias de los principios de ambas sociedades.

Estamos dejando atrás la época de las teorías conspirativas propias, de Gobiernos que tanto nos han perjudicado, pero sobre todo interesa destacar que estos presidentes creen profundamente en esta alianza, que comparten la profunda convicción de que el proceso de integración en marcha ha alcanzado la madurez necesaria para hacer frente a las dificultades, que se presentan por la vía del diálogo y sobre la base de la confianza mutua. Este es el camino que hemos decidido transitar y el modo que hemos elegido recorrerlo.

Sabemos profundamente que la construcción y la profundización de la solidez – querida Presidenta – de las relaciones entre la hermana República de Chile y la República Argentina tiene que tener profundas conductas de madurez. Es sabido que va a afrontar siempre la actitud o la visión sectaria de aquellos que creen que la Argentina y Chile deben competir permanentemente o de aquellos que creen que, en determinadas circunstancias o determinados hechos, son más vivos los gobiernos de un lado o del otro, porque la miopía histórica les impide ver un proceso de integración que debe avanzar en toda la región.

Estoy convencido que usted - en el caso nuestro también, y el caso de todas las voluntades democráticas de ambos países - estamos absolutamente dispuestos con temple, con madurez y con responsabilidad, pero sin hipocresía, sino con absoluto sinceramiento y a veces con el dolor de la crudeza, ir resolviendo todos los temas de controversias de intereses que podamos tener para que la síntesis de esos intereses nos generen una verdadera consolidación de la unión fraterna, solidaria y de crecimiento económico conjunto y justo, que tienen que tener nuestras regiones.

Claro que no es fácil, claro que no es fácil gobernar un país, claro que no es fácil compatibilizar las relaciones entre dos países si es difícil, a veces, compatibilizar las propias relaciones internas del propio país que a uno le toca gobernar; obviamente también es mucho más difícil el gran desafío de la construcción de una unión sudamericana, de una unión americana conjunta y solidaria, que es el sueño de nuestros próceres y que son nuestros sueños. Pero que no tengan ninguna duda que, como lo hemos conversado profundamente con la señora Presidenta, es que nosotros, fundamentalmente, más allá del tiempo temporal de nuestros mandatos queremos estar a la altura de la historia de nuestros próceres y que nuestro trabajo va a ser consolidar, desde la diversidad y la pluralidad, esa América y esa unidad que debe existir, entre Argentina y Chile para construir la región, para construir la convivencia y para construir el crecimiento y la equidad que nuestros países merecen.

Querida Presidenta esta es su casa - como dijo mi querido amigo, el Gobernador de Mendoza - este es su país, esta es su provincia, para usted, para su Gabinete, para los señores empresarios que nos visitan, y una prueba de las inversiones conjuntas es que hoy nos encontramos en esta bodega, que es la expresión de capitales chilenos y argentinos, que deseamos que les siga yendo cada día mejor, como sabemos que les va, y que nos sentimos orgullosos de poder realizar la reunión en esta casa que la sentimos como propia. Muchísimas gracias.