12.10.06

Acto de presentación del Plan Director de Aguas

Señor Vicepresidente de la Nación; señor presidente de la Cámara de Diputados; señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aires; señor Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional y del Poder Ejecutivo Provincial; señores intendentes; señor Secretario General de la CGT; señores secretarios generales de los distintos gremios; señores legisladores; amigos, amigas; trabajadores, trabajadoras: estamos ante un desafío enorme.

Ustedes saben las cosas que nos han dicho y que nos dicen por intentar generar una empresa de servicios seria, responsable, que atienda la salud de los argentinos, que preste servicios con igualdad, con equidad, con justicia y porque tuvimos la osadía de decir que una empresa, que no era de capitales nacionales, no prestaba el servicio, que durante la década del ’90 se llevó la rentabilidad y que dejó penurias y con falta de dignidad a todos los argentinos. Pero bajo ningún aspecto esto está referido al país de donde puede venir esa empresa, un país amigo y por el cual tenemos el máximo de los respetos.

Porque las empresas, más allá del país que puedan proceder, son empresas y algunas se portan muy bien y otras se portan muy mal. Y esta empresa, Suez, lamentablemente, con los argentinos se portó muy mal y lo sufrieron los argentinos que menos tienen, los argentinos que más necesidades tienen y a esta empresa, la defendieron los argentinos que menos necesidades tienen. Fíjense la contradicción: los que menos necesidades tienen, decían “no, hay que seguir con esta empresa y demás”, dando mil ejemplos, mil seguridades, pruebas y demás de lo que debe ser un país serio. Porque los que la defendían, tienen todos los servicios, tienen todas las necesidades cumplidas y poco les importa lo que pueden estar sufriendo los que están trabajando para esa empresa o lo que puedan estar sufriendo millones de vecinos que viven en el Gran Buenos Aires o en la Capital Federal.

Por eso, la mejor decisión que tomamos, de común acuerdo con los trabajadores y con la gente, no tengo ninguna duda que fue la de dar estos pasos que con toda claridad explicó el Secretario de Obras Públicas: ir generando una empresa al servicio de los ciudadanos argentinos.

Ayer anunciamos una obra de cloacas para la ciudad de Tandil que cubría el 38 por ciento de las necesidades de una localidad de la provincia de Buenos Aires. Si nosotros recorremos el Conurbano, llegamos a La Matanza -está el señor Intendente y el presidente de la Cámara de Diputados aquí- y la primera vez que fui allí –a Alberto le consta y a él también- realmente como argentino sentí vergüenza por que hubiera tantas y tantos argentinos que no tenían acceso al agua ni a los servicios mínimos, habiendo tantos gobiernos que pasaron hablando de equidad, de justicia, de esas cosas que nos atormentan los oídos y que después no las cumplen nunca porque las dicen en cada coyuntura electoral que pueda existir.

En ese sentido, armamos las cooperativas –te acordás Alberto-, empezamos a trabajar y a movernos, pero, igualmente, veíamos que la colaboración de la empresa era absolutamente nula y, por el contrario, decían que la única forma –escuchen bien argentinos, los que están acá, los hermanos y hermanas que están en la Plaza, los que están en sus casas, los que nos están mirando por televisión- de hacer inversiones, era de que había que aumentar el 51 por ciento la tarifa. Y había gente que me asesoraba a mí que decía lo mismo: acá irremediablemente hay que hacer lo mismo.

Yo digo: ¿no tienen agua, no tienen cloacas y la solución es aumentarles las tarifas? Porque no tenían los servicios y ni siquiera los iban a poder pagar. Entonces, este tipo de extorsiones a las que nos veíamos sometidos, definitivamente se tenían que terminar. Y dimos el paso, con mucha fuerza y con mucho convencimiento.

Después dijeron: “La empresa no invierte, a ver qué es lo que va a hacer AySA en toda esta historia”, porque le exigen mucho más a lo nuestro que a lo extraño. Muchos medios proceden así, nos exigen mucho más. Pero nosotros todos juntos vamos a rendir el examen porque el pueblo argentino está mucho más allá de las coyunturas que puedan existir o que se puedan utilizar.

Ya se están invirtiendo 117 millones de pesos, se van a invertir 5.700 millones de pesos aproximadamente entre 2007 y 2011, todo el Plan Director son 17.412 millones, vamos a acortar en 12 años lo que tenía previsto la otra empresa y vamos a demostrar que los argentinos podemos. Basta de esta baja estima de que no podemos, de que no servimos, siempre lo nuestro es culturalmente degradado y la calidad de los recursos humanos que tenemos en la Argentina es espectacular. No tengo ninguna duda que los trabajadores de la empresa AySA, trabajando junto al pueblo argentino, a las empresas y con las licitaciones que vayamos convocando, van a dar un verdadero ejemplo de lo que podemos hacer los argentinos. Estoy absolutamente convencido. (APLAUSOS)

Por eso, yo reafirmo fuerte y absolutamente la decisión que tomamos y estoy seguro que nos vamos a encontrar, ustedes y nosotros, inaugurando obras y visitando vecinos del Gran Buenos Aires y de la Capital Federal permanentemente, junto al Jefe de Gobierno y al Gobernador también, a aquellas localidades que no están abarcadas por la empresa AySA, para hacer lo mismo que hicimos ayer con Tandil con todas las localidades de la provincia de Buenos Aires, que es el corazón vivo de la Argentina, y que muchas veces, por la potencialidad que tiene, fue olvidada en su infraestructura y en la inversión necesaria que hay que hacer. Nosotros queremos seguir cumpliendo con la palabra empeñada.

Esto pasa en muchos lugares. Yo les quiero contar, si ustedes tienen un poco de paciencia, que el otro día me emocioné en San Juan: inauguramos 400 viviendas de una villa que estaba desde 1914; la solución de la obra de la Piedra Movediza de Tandil, tenía 94 años de espera de los tandilenses para llevarla adelante. Son muchas cosas que no se hicieron durante años y, ahora, este trabajo que se está haciendo cotidianamente, esta inversión que se hace de una punta a la otra de la Argentina, las rutas, los caminos, las casas, los hospitales, las escuelas, todo es esfuerzo argentino.

Días pasados también hablaba sobre que con el pago de la deuda privada ahorramos 67 mil millones de dólares, queridos amigos, porque discutimos firmes. Cuando algún funcionario que estaba al lado mío decía “pero, bueno, -porque decían que yo era el tozudo, el caprichoso, que no me movía de esa posición, que no conocía cómo se movían los mecanismos internacionales- hay que ceder un poquito, por ahí tenemos que pagar un poquito en efectivo”, pero no, esto o nada y fue esto y lo logramos y logramos ahorrar, reitero, 67 mil millones de dólares. Demasiado dolor habíamos puesto los argentinos en una deuda que nos crearon durante años a costo de las espaldas de todos nosotros.

Con el Fondo pasó lo mismo, “¡Ay! –decían los economistas-, nos vamos a quedar sin reservas”. Nos habían dejado antes sin reservas y las empezamos a juntar nosotros desde cero. “No, cómo van a pagarle al Fondo ahora, en este momento”. Querían que siguiéramos dependiendo de las decisiones del Fondo. Eso era lo que querían, eso era lo que deseaban.

En 9 meses, queridos amigos, recuperamos las reservas con las cuales le pagamos al Fondo. Saben qué tranquilidad para los argentinos, cuántas políticas podemos implementar. El pueblo argentino es el que más ha crecido en consumo en el mundo en este último año. Está bien que veníamos de una situación de mucho retraso y estamos en el infierno. Porque un modelo económico sin la participación del pueblo no se entiende; un modelo económico sin el crecimiento del consumo interno no se entiende; un modelo económico donde no se recupere la clase trabajadora y la clase media, que había llegado a ser el 25 por ciento de la población -y ahora es el 45 por ciento-, tampoco se entiende, porque esa conjunción de clase media con clase trabajadora y empresarios nacionales es el motor transformador de este país; un modelo económico que no atienda a la población, no se abra, no incluya cada vez más y elimine la indigencia, la pobreza y la desocupación, no se entiende. ¿Para qué queremos mostrar, como hacen algunos que muestran ciertos índices de crecimiento, un hambre profunda para sus sociedades? Nosotros queremos crecer con justicia y con equidad.

Si ustedes me permiten, voy a hacer algunas reflexiones. Conversaba con Cristina hoy y me decía del caso del amigo López que no está. Nosotros deseamos que aparezca rápidamente y estamos poniendo todo nuestro esfuerzo, todos los argentinos y los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación con las responsabilidades que nos competen, pero tengamos cuidado de que no nos pongan en libertad condicional a todos, como diciendo “no hay que buscar Justicia y es mejor leyes de obediencia debida, punto final e indultos porque, sino pasa este tipo de cosas”. Hay algunos que no quieren que en la Argentina se castigue a los verdaderos culpables del genocidio. Entonces, pueden estar tratando de demostrar que con este tipo de actitudes, si así fuere o si así sucedió, que a todos los argentinos lo que mejor les conviene acá, es como dicen algunos, reconciliación con impunidad, y nosotros queremos reconciliación sin impunidad. Ésta es la diferencia central y fundamental. (APLAUSOS)

Quienes gobernamos no tenemos derecho a tener miedo y no vamos a permitir que al pueblo argentino lo tengan en libertad condicional por sus ideas, por sus pensamientos y por lo que realmente sienten como necesidad de expresión.

También creo que hoy es un día muy importante porque, definitivamente, ya se pone en marcha y se mandará al Congreso el nuevo marco regulatorio y se está demostrando qué se puede hacer con la participación activa de los trabajadores, de sus dirigentes también ayudando a construir ese camino, con la participación activa de la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con la participación activa del señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y, por supuesto, del Gobierno nacional y de todos los trabajadores y vecinos que están en sus casas y que muchos estarán añorando el servicio.

Vamos a ganar esta batalla, es una batalla difícil pero estamos poniendo todo nuestro esfuerzo y cuando a cada casa vaya llegando la prestación del servicio como corresponde, estaremos teniendo un acto de dignidad, de justicia y, como argentinos, nuestro pedido de perdón porque es una verdadera vergüenza que haya tantos hogares argentinos en las regiones del Gran Buenos Aires y de la Capital Federal, villas, como me decía recién el Jefe de Gobierno, que no estén realmente atendidas.

Así que, les agradezco profundamente la presencia en su Casa, que es la Casa de Gobierno, estamos con mucha fuerza, nos sentimos con muchísimas ganas, estamos absolutamente abiertos a todos pero, fundamentalmente, aferrados a nuestras convicciones; creemos en las convicciones que tenemos, creemos en las ideas que hemos seguido toda la vida, creemos en la construcción de un país distinto, sabemos que aún estamos en el infierno, pero por los únicos intereses que siempre nos sentimos guiados, son los intereses del pueblo, de los trabajadores, de la clase media, de los empresarios nacionales, de un proyecto nacional. Ningún otro interés podrá hacernos apartar del rumbo que estamos tratando de construir para que este país, más allá de este Gobierno, tenga la posibilidad de tener un proyecto estratégico donde los hombres y mujeres vayamos pasando y las ideas se vayan consolidando.

Muchísimas gracias.